Porno
La pornografía es el conjunto de obras que presentan contenidos sexuales explícitos, con el objetivo de provocar la excitación del receptor. Ahora que saben lo que es, hablemos del por qué es dañino y no debería ser consumido:
1. Muestra una visión cosificada de la mujer. El porno está pensado por y para el hombre, hasta el lésbico. La industria en si es machista, si, sé que hay gente que trata de hacer algo sin esos tintes pero la mujer ahí sigue siendo un objeto. Un objeto para la satisfacción del hombre.
2. Refuerzan los cánones de belleza, hay porno dónde sales gordas o con pelos, si, pero tratándolas como un fetiche. Y si, eso está mal. Por lo tanto: el porno es gordófobo. Y jamás verás en una industria del porno con actrices con pelos en piernas y axilas. Menos en la cara, pecho, estómago o el culo.
3. Trata también a las mujeres racializadas, lesbianas, bisexuales y transgéneros como fetiches. Por tanto: el porno es racista y lgbtfobo. Además, ¿notaron que cuando en un vídeo porno hablan de tríos, a las mujeres se les sigue diciendo lesbianas? Las bisexuales no existen. Con razón esa idea errónea de los hombres de que con una mujer lesbiana pueden lograr algo.
4. Promueven la cultura de violación y la de pedofília.
Voy a desviarme para decir algo, ¿notaron que en recreaciones las mujeres en el porno les dan sexo porque el hombre la ayudó en algo? Cada vez que pienso, el porno es responsable de muchas actitudes misóginas de muchos hombres. Es normal cuando crecen con él y se creen que lo que pasa en el porno es verdad y no simple ficción (gracias educación sexual por nada).
Por lo de la cultura de violación: La vemos cuando en la descripción del vídeo se lee "puta abusada por hombre fuerte" o algo parecido a eso. También la vemos cuando tocan a alguien inconsciente o dormido. Cosa que no puede dar su consentimiento así, y hace que parezca que está bien cuando no. Cuando hay en el guión chantaje emocional o le presionan hasta que diga que si, entre muchas cosas.
Por la cultura de la pedofilia: Vemos que la categoría "teen" (adolescente) es el género más buscado. Y dentro de este podemos ver el rol de la mujer como colegiala, hermana pequeña (o hija/sobrina) y hasta "babydoll". Además de promover la pedofilia se puede ver en ese género como la mujer es sumisa, (hasta inocente y/o "puritana") y ¿cual es el rol del hombre ahí? Poder, tiene un rol de poder. Al final se resume a ello, en el rol de dominación y la proyección de tal.
Friendly remember: La industria del porno no puede ser empoderante cuando está hecho para los hombres y tiene influencia patriarcal. El porno es un pilar del patriarcado, que para mí, hay que abolir.
Lo malo de esto es que cuando los hombres oyen "abolir el porno" se enloquecen. Chicos, hace daño a todas las mujeres, más a las que participan en él. El porno básicamente enseña que el coito interrumpido y follar sin condón ESTÁ BIEN ¿y saben lo malo que es para las actrices eso? ¿Saben que las actrices porno mueren más jóvenes? Pero vamos a concentrarnos en ese 5% que tuvo la suerte de no "sufrir". Porque vamos, los contratos son abusivos. Para todas. Mujeres que son obligadas a trabajar de ello por el dinero y no pueden opinar ni modificar nada del contrato.
Encima, ¿creéis en serio que las actrices porno todas son ninfómanas que quieren tener sexo todo el día? Pues mira: no. Hasta algunas ni siquiera les gusta tener relaciones sexuales. Esto hará que a veces no quieran grabar y se nieguen antes o en pleno rodaje. ¿Qué va a pasar ahí? El director y el equipo no quieren perder tiempo, ni dinero así que posiblemente pasará esto:
1. Cambiar el guión y hacer una escena de violación. (La violaran de verdad).
2. La violaran y tratarán de hacer que no se note en la filmación.
3. La drogaran o la emborracharan hasta el punto de que lo haga sin quejarse.
4. La amenazaran, hasta de muerte incluso, si no lo hace.
2. La violaran y tratarán de hacer que no se note en la filmación.
3. La drogaran o la emborracharan hasta el punto de que lo haga sin quejarse.
4. La amenazaran, hasta de muerte incluso, si no lo hace.
Y ni hablemos de los lugares en donde graban sin ninguna higiene, el poco o nulo control de ETS, el desinterés por el condón, etc. En un rodaje de porno creen que tratarán bien a la actriz siendo que en realidad la insultan, humillan, exigiéndole sexo fuera de cámara y siempre amenazándola si quiere dejarlo.
¿Sabeis de qué mueren las actrices porno? Por ETS, sobredosis, suicidio o asesinato ¿Su esperanza de vida? 37 años.
Ya no es sólo que el porno cree complejos a las jóvenes, ni que muestre algo irreal de lo que es el sexo creando falsas expectativas. Ya no es sólo que el porno ayuda a que los hombres sean egoístas y busquen su propio placer. Mujeres son abusadas día sí y día también allí.
Agregó que la cultura de pedofilia también es el ageplay: https://t.co/j5G4MIqHgm
¿No os parece raro ni un poco vestir de forma infantil y que otros se exciten? ¿No os recuerda a algo el que estén perfectamente depiladas? En serio si no ven lo malo ahí, revisenlo. Y luego está lo de "daddy" que predomina el rol de mujer sumisa y hombre dominante.
Y no me vengáis con que hay mujeres dominantes cuando se que lo hay y las tratan de FETICHES. Todo lo que salga del rango sumisa y normativa se le considera fetiche. Lo cual ¿os parece bien?
La pornografía enseña patrones, es una forma de educación sexual que se ha filtrado en nuestra sociedad y tiene mucha fuerza. Nos quejamos de millones de problemas relacionados con la sexualidad, de cómo muchos hombres no trabajan los preliminares, de cómo nos ven como un objeto de "meter y sacar" y de todas las agresiones sexuales y abusos sexuales que tienen lugar, entre otras cosas. Pero, no enfocamos la vista en un elemento socializador como en éste, que precisamente fomenta todo esto.
La pornografía, tal y como ésta siendo producida actualmente , es violencia. La pornografía, transmite la violencia de la pantalla a las relaciones sexuales reales. La pornografía, construye la realidad sexual de muchas personas.
Cuando Andrea Dworkin publicó su libro Pornography: Men Possessing Women (Pornografía: los hombres se apoderan de las mujeres), el New York Times publicó una reseña sumamente negativa de su obra, para desacreditar tanto sus argumentos como a su persona y al feminismo. A continuación les dejo un breve artículo que Andrea publicó en respuesta a esta crítica en un periódico de Boston, el Sojouner, para explicar las razones por las que la pornografía sí importa a las feministas.
La razón por la cual la pornografía importa a las feministas.
Por Andrea Dworkin.
La pornografía es un tema fundamental porque la pornografía afirma que a las mujeres les gusta que las maltraten, que las fuercen y que abusen de ellas; la pornografía afirma que las a las mujeres les gusta que las violen, que les peguen, que las secuestren, que las mutilen; la pornografía dice que a las mujeres les gusta ser humilladas, avergonzadas, calumniadas; la pornografía enseña que las mujeres dicen NO pero quieren decir SÍ – Sí a la violencia, Sí al dolor.
Además: la pornografía dice que las mujeres son objetos; la pornografía dice que el ser utilizada como objeto satisface la naturaleza erótica de las mujeres; la pornografía dice que las mujeres son las cosas que los hombres usan.
Además: en la pornografía las mujeres son utilizadas como objetos; en la pornografía la fuerza es empleada en contra de las mujeres; en la pornografía las mujeres son utilizadas.
Además: la pornografía dice que las mujeres son putas, coños; la pornografía dice que los pornógrafos definen a las mujeres; la pornografía dice que los hombres definen a las mujeres; la pornografía dice que las mujeres son lo que los hombres quieren que sean.
Además: la pornografía muestra a las mujeres como trozos del cuerpo, como genitales, como aperturas vaginales, como pezones, como nalgas, como labios, como heridas abiertas, como pedazos.
Además: la pornografía emplea a mujeres reales.
Además: la pornografía es una industria que compra y vender a las mujeres.
Además: la pornografía fija el estándar en la sexualidad femenina, en los valores sexuales femeninos, en las niñas y los niños que están creciendo, y cada vez más en los campos de la publicidad, en las películas, en los vídeos, en las artes visuales, en el arte y en la literatura, en la música en sus letras.
Además: la aceptación de la pornografía significa el declive de la ética feminista y el abandono de la política feminista; la aceptación de la pornografía significa que las feministas abandonan a las mujeres.
Además: la pornografía refuerza el poder de la Derecha sobre las mujeres al hacer que el ambiente fuera del hogar sea más peligroso, más amenazador; la pornografía refuerza el poder del marido sobre la esposa al hacer que el ambiente doméstico sea más peligroso, más amenazador.
Además: la pornografía convierte a las mujeres en objetos y mercancías; la pornografía perpetúa el estatus de objeto de las mujeres; la pornografía perpetúa las divisiones contraproducentes entre las mujeres al perpetuar el estatus de objeto de las mujeres; la pornografía perpetúa la baja autoestima de las mujeres al perpetuar el estatus de objeto de las mujeres; la pornografía perpetúa la desconfianza de las mujeres en relación a otras mujeres al perpetuar el estatus de objeto de esas mujeres; la pornografía perpetúa la humillación y la degradación de la inteligencia y creatividad de las mujeres al perpetuar el estatus de objeto de las mujeres.
Además: la pornografía es violencia en contra de las mujeres usadas en la pornografía y la pornografía anima y promueve la violencia en contra de las mujeres como clase; la pornografía deshumaniza a las mujeres usadas en la pornografía y la pornografía contribuye y promueve la deshumanización de todas las mujeres; la pornografía explota a las mujeres utilizadas en la pornografía y acelera y promueve la explotación sexual y económica de las mujeres como clase.
Además: la pornografía está hecha por hombres que aprueban, usan, celebran, y promueven la violencia contra las mujeres.
Además: la pornografía explota a niños de ambos sexos, especialmente a las niñas, y anima a la violencia en contra de los niños, y practica la violencia contra los niños y niñas.
Además: la pornografía emplea el racismo y el anti-semitismo para promover la excitación sexual; la pornografía promueve el odio racial al promover la degradación racial como algo “sexy”; la pornografía idealiza los campos de concentración y las plantaciones con esclavos, el Nazi y el esclavista, la pornografía explota estereotipos raciales degradantes para promover la excitación sexual; la pornografía celebra las obsesiones sexuales racistas.
Además: la pornografía adormece la conciencia, hace que nos volvamos insensibles ante la crueldad, ante el acto de causar dolor, ante la violencia en contra de las personas, ante la humillación o degradación de las personas, ante el abuso de las mujeres y niños y niñas.
Además: la pornografía nos da un no futuro; la pornografía nos arrebata toda esperanza al igual que toda dignidad; la pornografía merma aún más nuestro valor humano dentro de la sociedad en general y de hecho roba nuestro potencial humano; la pornografía prohíbe la auto-determinación sexual a las mujeres y a los niños; la pornografía nos usa y nos tira; la pornografía aniquila nuestras posibilidades de libertad.
Andrea Dworkin y la guerra contra la pornografía.
Por Amalia Rivera
La muerte de Andrea Dworkin, escritora, activista, feminista de vanguardia, luchadora de toda la vida para acabar contra la violencia hacia las mujeres, se dio a conocer en todo el mundo el pasado 9 de abril en notas breves, sin restar méritos a la reputación que se ganó desde que empezó a luchar contra la pornografía y la prostitución.
Admirada por unos y otras, y criticada por la mayoría, la obra teórica y el trabajo de Andrea siempre estuvieron rodeados de controversia. “Me creen una loca extremista, pero luchar contra la pornografía más allá del plano teórico no ha sido fácil”, decía y añadía con sarcasmo: “creen que lo hago porque me gusta y me excita… Pero si quieren seguir creyendo que no es más que un tema de debate sobre la libertad de expresión, en vez de una situación de emergencia y de acción, quiero decirles que muchas mujeres morirán en el curso del debate porque para las mujeres la libertad de expresión comienza por la defensa de la integridad de su cuerpo”.
Sin ambages expuso el objetivo de su lucha: “destruir el poder patriarcal en su fuente, la familia, y en su forma más horrorosa: el Estado nacional” como régimen que perpetúa la supremacía masculina para, a través de la violencia sexual, lograr la invasión, la colonización y la destrucción de los cuerpos y los espíritus de las mujeres.
Sus obras Pornography: Men Possessing Women, Pornography and Civil Rights, Mercy, Ice and Fire, Letters from a War Zone, Women Hating, Intercourse, entre las más destacadas, enfrentaron grandes obstáculos para ser publicadas, no obstante que se produjeron en Estados Unidos, “el país de mentiras y perogrulladas que nos dice que podemos hablar de lo que queramos”, ironizaba Dworkin.
Muchas de sus ideas fueron manipuladas y malinterpretadas. Se decía, por ejemplo, que “sus libros reflejaban un antisexualismo”, lo cual es falso según testimonian sus primeras novelas de ficción referidas lo mismo al amor lésbico que al heterosexual (A simple story of a lesbian girlhood y First Love). Se aseguraba también que proclamaba que “las mujeres son superiores a los hombres” y que “toda cópula es una violación”, falsedades que se derivan de una mala lectura de su libro Intercourse (1997), cuyo prefacio rescribió a fin de aclarar su postura. Una y mil veces, aun ahora con motivo de su muerte, se le tachó de practicar un “feminismo radical” que odia a los hombres, lo cual negó siempre, pero aclarando: “lo que odio es la subyugación de las mujeres”.
Sentencias suyas como “el matrimonio es una licencia legal para violar” fueron descontextualizadas, ya que describía manifestaciones reales de la violencia intrafamiliar, que hoy han sido plenamente asimiladas. Inclusive se hizo de enemigas dentro del mismo feminismo que la acusaron de “antiabortista”, cuando no hizo sino alertar sobre los términos y condiciones en que se debía plantear el aborto para evitar que en la legislación patriarcal y en la vida cotidiana se revirtiera contra las mismas mujeres. Se llegó al extremo de hurgar en su vida privada para exhibirla como atracción circense y acusarla de “antilesbiana porque vivía con un hombre”, el escritor John Stoltenberg, homosexual con quien compartió su vida desde 1974.
Pero sin duda su presencia en un terreno minado como es el de la pornografía, le ganó las más grandes animadversiones, al extremo de recibir amenazas de muerte: de un lado estaban los productores de pornografía, a quienes, según dijo, “elegantemente se les llama ‘editores’, pero no son más que unos padrotes porque venden la imagen de una mujer una y otra vez y para siempre, a pesar de que ya hay cientos y cientos de imágenes”; de otro lado estaban los defensores de la “regla de oro” en EU: la libertad de expresión; y por otro, furiosas feministas que integraron la Feminist Anti-Censorship Taskforce (FACT), encabezada nada menos que por Adrienne Rich y Betty Friedan, a fin de oponerse a la legislación antipornográfica Dworkin-Mackinnon.
Las opositoras argumentaban que restringir la libertad de expresión afectaría en forma desproporcionada a las mujeres, además de que hacía el caldo gordo a Reagan, quien en 1986 buscaba a través de la Comisión Meese legislar la pornografía para, escudado en que “es un estímulo para la violencia sexual y la violación” contra las mujeres, imponer sus retrógados “valores familiares”, atacando de paso la libertad sexual y desatando la homofobia. A la artillería pesada de las feministas se sumaron “mujeres pornografistas”, como Camille Paglia, quien desde las páginas de Playboy pidió: “¡Acabemos ya con el feminismo enfermante, con su corte de enfermas del estómago, anoréxicas, bulímicas, depresivas, víctimas de violación y sobrevivientes de incestos!”, petición que completó con una apología de la pornografía porque “permite que el cuerpo viva el absolutismo lujurioso de la carne en forma desordenada”.
No era de extrañar, pues, que en cada presentación Andrea comenzara su discurso convencida de que podía ser el último. Su cruzada contra la pornografía hizo historia porque empezó a transformar la discusión sobre un tema que moralinamente había manejado el ala conservadora y se empezó a entender que “la pornografía no es un campo de entretenimiento libre de víctimas”.
Dworkin recorrió el país de costa a costa, exponiendo de manera fundamentada y rigurosa sus investigaciones históricas en torno al fenómeno de la pornografía, la que concebía como un material de análisis fundamental a la hora de presentar una teoría sexual de la desigualdad genérica.
“La pornografía –expuso– nació en los años 60, paradójicamente como un producto de la contracultura , como un vehículo de liberación que iba en contra de la ley y los adultos represivos, pero hoy es una industria rentable, misógina y orientada a la producción y la exportación (… ) En la pornografía las mujeres son penetradas por perros, caballos, anguilas, objetos fálicos con púas, cuchillos, pistolas y vidrios, y la piel de las mujeres negras es concebida como un genital femenino más que puede herirse. El mensaje central es que no importa lo que hagan a una mujer y de cuántas maneras la lastimen, a ella le va a gustar. No existe atrocidad histórica, como los campos de concentración, Vietnam o el esclavismo, que no haya sido usada por esos padrotes para crear sus guiones de violación, mutilación y humillación, como si las víctimas sintieran placer sexual (…) ‘Es que es la industria de la fantasía’, me argumentan, y yo digo: una asiática colgada de un árbol es una mujer asiática real colgada de un árbol real. ¡Es un insulto a la conciencia humana que esos actos de gente real se sigan concibiendo como si sólo existieran en la mente de un hombre consumidor, como si esto fuera más importante que la vida de ella!”
Garganta profunda en la cruzada antipornografía
“Me siento honrada cuando las mujeres se acercan para decirme que han comprendido que no fueron hechas para eso”, afirmaba Andrea, cuya fuerza argumentativa terminó por sumar a su causa a actrices porno y prostitutas que valientemente enriquecieron las presentaciones con sus testimonios:
“Participé en la pornografía toda mi vida hasta 1987. Me violaron tumultuariamente y luego me embaracé… La carrera de mi hija fue bastante corta: la mató a golpes su padrote… siempre la golpeaban. A veces me pregunto si el daño físico que le hacían era quizá porque el cuerpo de una niña no está hecho para ser usado de esa manera. Quizás los bebés no deben ser penetrados analmente con objetos, con serpientes o botellas o con los penes, pero no lo sé porque toda mi vida fue así. Tengo cintas pornográficas desde que era un bebé… He querido destruirlas tantas veces… pero quizá esperaba que llegara alguien como Andrea”.
“Participé en la pornografía toda mi vida hasta 1987. Me violaron tumultuariamente y luego me embaracé… La carrera de mi hija fue bastante corta: la mató a golpes su padrote… siempre la golpeaban. A veces me pregunto si el daño físico que le hacían era quizá porque el cuerpo de una niña no está hecho para ser usado de esa manera. Quizás los bebés no deben ser penetrados analmente con objetos, con serpientes o botellas o con los penes, pero no lo sé porque toda mi vida fue así. Tengo cintas pornográficas desde que era un bebé… He querido destruirlas tantas veces… pero quizá esperaba que llegara alguien como Andrea”.
Linda Boreman también esperó a alguien como Andrea para ofrecer un testimonio valiosísimo en esta cruzada, pues se trataba nada menos que de la actriz que protagonizó a Linda Lovelance en Garganta profunda, el clásico del cine porno. Su marido la introdujo en el mundo de la pornografía “a punta de pistola”. A partir de entonces sufrió violencia, secuestros, prostitución y nunca cobró ni un centavo por la película que recaudó 600 millones de dólares, según narra en su autobiografía Ordeal (1980).
Fue tan grande la influencia de Dworkin, que Linda se sumó a la cruzada y rindió testimonio ante el congreso en 1983, cuando Andrea y Catherine Mackinnon presentaron en Minneapolis el proyecto de ley que consideraba a la pornografía “un atentado a los derechos civiles de las mujeres” porque “existe coerción en la producción de pornografía, aplicación forzada de material pornográfico sobre los demás, ataques directos originados por cierta pornografía específica y tráfico pornográfico”.
Esta ley habría permitido a las víctimas ejercer acción civil y recibir una compensación en efectivo para obtener ayuda psiquiátrica o legal. En ese año hubo audiencias públicas en las que el público habló a favor y en contra de la pornografía; sin embargo, aunque fue aprobada por unanimidad, terminó vetada, ya que la introdujo un republicano. Una ordenanza similar se dio en Indianápolis; finalmente la Suprema Corte la declaró inconstitucional.
No obstante, Andrea Dworkin continuó firme en su tarea: “destruir toda la pornografía” porque, según argumentaba en su iniciativa: “las mujeres disfrutan la degradación y la violencia si así les place a los hombres, dado que la sexualidad está definida por ellos y para ambos sexos (… ) Bajo el patriarcado, la subordinación de las mujeres es erotizada y la violencia se ha hecho sexualmente atractiva”.
La estigmatización que rodeó a Andrea Dworkin toda su vida como representante de un “feminismo trasnochado, radical y extremista” continuará más allá de su muerte. Y es que, como bien decía: “la sociedad se traga todo lo que le den y ha llegado a creer que nada de esto es malo, por eso la gente no se escandaliza. No les importa”, se lamentaba, aunque nunca al extremo de bajar la guardia, convencida de que “hace tiempo que comenzamos a ver, a identificar, a articular el dolor de la brutalidad sistematizada. Es tiempo de reconocer que gran parte de ese dolor es el resultado de un sistema diseñado para asegurar nuestros placeres”.
La trascendencia y fuerza de su obra, que aún aguarda ser traducida del inglés, sin duda enriqueció al movimiento de mujeres, porque, como expuso Gloria Steinem en su funeral: “en cada siglo hay una serie de escritores que ayudan a la especie a evolucionar: Andrea forma parte de ellos”.
Fuentes:
“Pornografía: ¿fantasía del abuso sexual?, Amalia Rivera, DobleJornada, 5/8/96.
“Discurso, pornografía y caza”, María Comminou, Liberación.
“La sexualidad de los hombres heterosexuales. Coerción y sometimiento”, Michael Flood.
“Andrea Dworkin contra la pornografía”. Documental transmitido por Canal 22.
The Andrea Dworkin Online Library (http://www.nostatusquo.com/ACLU/dworkin/LieDetect.html)
Andrea Dworkin web site: http://www.nostatusquo.com/ACLU/dworkin/index.html
Un nuevo Jerusalem para las mujeres
Por Andrea Dworkin
Los cambios que deseo ver son simples y obvios
• Deseo que todas las mujeres sean letradas, con vivienda y alimentos, independientes del hombre, con un sentido de la integridad de su cuerpo femenino, una nueva clase de soberanía que hace primaria la voluntad de la mujer.
• Deseo ver sistemas legislativos dominados por mujeres en todos los países: y deseo que las mujeres escriban las historias y la historia, que sean filósofas y teólogas; deseo la primacía de la mujer en cada cultura y en cada área de la cultura.
• Deseo tener un sentido del honor en relación con otras mujeres – y con los hijos.
• Deseo que las mujeres conquisten el miedo al castigo masculino; si para ello se tiene que utilizar la violencia estratégica, que así lo sea.
• Deseo ver a mujeres liberando a otras mujeres de las cárceles, de la esclavitud sexual, de la promiscuidad y de la tortura doméstica de la vejación y la violación maritales.
• El patriarcado está muriendo lentamente, muy lentamente; el poder del patriarcado aún tiraniza a la mujer en las casas y en los burdeles.
• Espero ver una resistencia masiva y más profunda de la mujer en el siguiente siglo; especialmente en el Tercer Mundo.
• Deseo que todas las mujeres sean letradas, con vivienda y alimentos, independientes del hombre, con un sentido de la integridad de su cuerpo femenino, una nueva clase de soberanía que hace primaria la voluntad de la mujer.
• Deseo ver sistemas legislativos dominados por mujeres en todos los países: y deseo que las mujeres escriban las historias y la historia, que sean filósofas y teólogas; deseo la primacía de la mujer en cada cultura y en cada área de la cultura.
• Deseo tener un sentido del honor en relación con otras mujeres – y con los hijos.
• Deseo que las mujeres conquisten el miedo al castigo masculino; si para ello se tiene que utilizar la violencia estratégica, que así lo sea.
• Deseo ver a mujeres liberando a otras mujeres de las cárceles, de la esclavitud sexual, de la promiscuidad y de la tortura doméstica de la vejación y la violación maritales.
• El patriarcado está muriendo lentamente, muy lentamente; el poder del patriarcado aún tiraniza a la mujer en las casas y en los burdeles.
• Espero ver una resistencia masiva y más profunda de la mujer en el siguiente siglo; especialmente en el Tercer Mundo.
Link: https://t.co/A5zyqBrYXY
📣 TESTIMONIOS DE ACTRICES PORNO 📣
Hallada muerta tras acusar a un director de violación: https://t.co/N4FShWDUtt
Otro: https://t.co/oynWSfAEPT
Si les interesa Hot Girls Wanted es un documental sobre pornografía que vi y está en Netflix para mirar testimonios de chicas de la industria. "Lovelace garganta profunda" es otro que también está bueno.
ALTERNATIVAS AL PORNO:
Sexting: la idea más sencilla que se te puede venir a la cabeza. Si no sabés que es, consiste en enviar mensajes o fotos eróticos.
¡CON CONSENTIMIENTO!
De todas formas, esto no es para todes (por vergüenza, falta de confianza o falta de otra persona para hacerlo).
Cine erótico o estético: Se diferencian del porno porque son películas de cine independiente donde existe una trama real, nada más que hay escenas de sexo y erotismo (normalmente actuadas), y son más "realistas". Hay mucho material LGBT que no fetichiza, si les interesa.
Relatos eróticos: si te gusta leer puede que también te sirvan los relatos eróticos. Ayudan a estimular la imaginación.
Grabarse a une misme: tengo entendido que hay gente que lo encuentra excitante, así que pueden probarlo si gustan. Si se van a grabar con otra persona, NO SE OLVIDEN DE PEDIR CONSENTIMIENTO. No cuesta nada.
Recuerden que pueden usar tambien juguetes sexuales para aumentar el placer.
SOBRE RACISMO EN LA INDUSTRIA PORNOGRÁFICA:
Cuando uno imagina una escena porno, imagina un chico y una chica blanques en una relación sexual cisheteronormativa. Se podría decir así que es lo que tenemos por "normal" en una relación sexual pornográfica y que la industria está dominada por blancos. Si se nos ocurriese ver actores/actrices no blanques, deberíamos ubicarnos en una categoría específica, como si fuese un morbo o fetiche. Sólo hace falta ver estas imágenes. Ebony significa "madera densa oscura".
"Su primera verga negra" es algo por lo que muchas actrices cobran el doble por hacer, mientras que el actor cobra independiente de la raza. En promedio, se cobra (dólares) 1.200$ por sexo anal, 1.400$ por doble penetración, pero si un participante es negro, la tarifa se duplica. A las actrices porno no blancas, se les ofrecen menos rodajes, se les paga menos e incluso es más difícil que se vuelvan famosas.
Entonces:
si eres no blanca, cobras menos
si eres blanca estás en posición de exigir más dinero por estar con alguien de raza no blanca
Un 47% de actrices blancas se niegan a rodar escenas interraciales (datos de EEUU). Las otras, exigen más dinero si es su primera escena así. Obviamente el hecho de que el porno esté hecho por y para hombres afecta muchísimo lo que estoy diciendo, no lo olvidemos. Las relaciones interraciales son algo tabú incluso hoy en día, y para muchas personas es degradante salir con alguien afrodescendiente. En el porno, las mujeres racializadas son presentadas como un fetiche exótico. La fetichización comporta la reducción de la persona a objeto. De esta manera podríamos afirmar que la industria pornográfica a su vez refuerza el racismo (y la misoginia) latente en nuestra sociedad.
Productores confiesan haber contratado actores/actrices racializades porque no había presupuesto para contratar blanques. Una mujer blanca puede rechazar una escena con un hombre afro, pero una mujer afro no puede rechazar una escena con un hombre blanco. Además muchas de estas representaciones son asquerosamente imperialistas y refuerzan mucho los estereotipos nocivos. La asiática colegiala o usando un kimono; la latina mucama de grandes curvas. Piensen que estas son fantasías que la gente después tiene. En resumen, mi punto es que la industria pornográfica es un instrumento de perpetuación de opresiones y debe ser abolida.
El documental que retrata la humillación y violencia de la industria pornográfica(http://culturacolectiva.com/documental-hardcore/)
«Quieren ver a una mujer que parezca una niña pequeña siendo violada».
Cientos de escenas de pornografía hardcore se producen todos los días. No son las clásicas secuencias de los años 70 en las que lo más "pesado" que podía verse eran las escenas de sexo anal, sino otro tipo de material. El nuevo porno está lleno de violencia y humillación. La división entre trabajar frente a una pantalla y ser abusada sexualmente es demasiado delgada. Las mujeres son sometidas, golpeadas y tratadas como simples muñecas de carne para el gusto de millones de consumidores alrededor del mundo. Lloran para causarle placer a los fanáticos, gritan porque saben que eso causa emoción en la audiencia y permiten que sus compañeros las lleven "al límite" mientras sigan cobrando distintas cantidades de dinero, que van desde lo alto (en las productoras importantes) hasta lo miserable (en los filmes amateurs). La mayoría de las actrices en esos filmes están conscientes de las actividades que están a punto de realizar: desde participar en anales brutales en posiciones humillantes, hasta ser golpeadas continuamente por varios hombres. Sin embargo, es justo preguntar: ¿Cómo se llegó a ese punto de la evolución de la pornografía en que las participantes deben parecer infantes violadas?
¿Es sólo el dinero, o existen otros elementos detrás de esa visión y representación trastornada de la realidad?
Hardcore:
La violencia en la pornografía no es algo nuevo. A pesar de que la llegada de Internet haya motivado su constante avance y degeneración, ha estado en el panorama desde inicios de siglo. El galardonado periodista Stephen Walker tomó la decisión de seguir el camino de una mujer que trató de entrar a la industria en el año 2000. Felicity era una madre soltera de 25 años cuyo interés en el porno nació de su gusto por el sexo y por lo fácil que era ganar dinero vendiendo su cuerpo para ser filmada. Todo terminó en el momento en que fue violada por uno de los personajes más controversiales del mundo del porno, Max Hardcore. Fue manipulada, la llamaron "puta perdedora" y nunca volvió a pensar en crear un filme para adultos. Si Walker no hubiese detenido la grabación, Felicity pudo haber sufrido daños mucho más graves que aquellos que la marcaron esa tarde.
Max Hardcore es conocido como uno de los monstruos más temibles de la industria. Felicity se había mostrado nerviosa poco antes de la filmación de su violación, ya que sabía la fama de violencia que tenía el hombre. Desde que ganó notoriedad en 1992, se especializó en crear filmes con mujeres que parecieran adolescentes o niñas. Las vestía con ropas infantiles y las situaba en escenarios enfocados hacia un público pedófilo. En el acto procedía de forma brutal. Las ahogaba con su pene, les orinaba encima, las incitaba a vomitar y llorar para hacer más intensa la sesión. En el tiempo que Max producía sus primeros filmes, era considerado uno de los más extremos de la industria; sin embargo, hoy sus prácticas son cada vez más comunes.
¿Dónde se acaba el acuerdo?
En el documental de Walker, una actriz de su productora afirmó que siempre llevará a las actrices «al límite» y que muchas prefieren mantenerse alejadas de él. Sin embargo, no culpa la violencia de sus filmes ligándola a su personalidad, sino al público: «[Los consumidores...] quieren ver a una mujer que parezca una niña pequeña siendo violada». Pero, ¿es eso cierto?
La industria porno crea material cada vez más enfocado al hardcore, pero acusa a la audiencia, cuando ellos mismos son los culpables. El sexo en los filmes se ha tornado más violento porque la industria lleva décadas distorsionando la visión de la realidad. No sólo los jóvenes están desarrollando ansiedad por cumplir los estándares ilógicos que presenta la pornografía –tal como lo reportó el Telegraph–, sino que existe un segmento erróneamente influenciado por los actos salvajes que se cometen en pantalla. Las producciones actuales son consecuencia de todos esos años de consumir material degradante, la novedad (en este caso: acciones aún más violentas) hace que los usuarios sigan viéndolo y crean que es normal.
Lo que aparece en el documental de Walker –apropiadamente titulado "Hardcore"– es el mejor ejemplo de lo anterior y de cómo la industria manipula tanto a sus actrices como a la audiencia. Después de que Felicity rompe en llanto y abandona la escena posterior a la que Max trata de ahogarla con su pene, el hombre –similar a un psicópata– se acerca a ella y trata de convencerla de que tiene una responsabilidad y de que el trabajo tiene que realizarse, ya que, de lo contrario, no tendrá éxito como actriz en la industria. Le reafirma con tranquilidad que tiene un contrato y que no puede ser una "niña perdedora" si quiere lograr ser exitosa. Ella acepta volver a la escena entre lágrimas, pero Walker detiene la filmación, convencido de que lo que está presenciando es una violación.
Hace apenas dos años, el joven actor porno James Deen, también conocido por su estilo rudo y violento, fue acusado de violación por su exnovia Stoya, junto con otras actrices de la industria. La mujer aseguró que durante una filmación había pedido que el hombre se detuviera y –a pesar de que usó su palabra clave (término que daría fin a una sesión por incomodidad de alguno de los participantes) no se detuvo y nadie en el equipo de producción paró la filmación. Las demás acusaciones eran de tono similar, pero –aunque su carrera y reputación estuvo en riesgo– aún continúa siendo uno de los actores más prolíficos y celebrados de las películas porno. Sus víctimas fueron ignoradas. Está claro que no son vistas como participantes reales dentro de la industria. Son sólo objetos y su participación en los filmes las hacen ver justo así; si no desean actuar, encontrarán a alguien más.
Una investigación del Telegraph analizó múltiples asesinatos brutales que pudieron ser influenciados por el alto consumo de pornografía hardcore. En su artículo, Joan Smith, asegura que «el pensar que mirar este tipo de contenido constantemente no puede tener efectos en la mente, desafía el sentido común». No sólo habrá que preocuparse de que los adolescentes crean que el sexo es de cierta forma, sino que ahora es posible que adopten ideas violentas y humillantes hacia las personas del sexo femenino –en especial a niñas pequeñas–. Esto también afectaría a las mujeres que miran este contenido. La idea de ser sometidas y golpeadas sin el completo consentimiento puede crecer dentro de ellas afectando también su percepción del sexo.
Sólo unas cuantas actrices soportan vivir en constante humillación y aunque existan defensoras como la actriz Nina Hartley, que asegura que todas las mujeres están conscientes del peligro al que se enfrentan, la mayoría de ellas calla por miedo a ser desechadas. Que a algunas personas les guste el sexo hardcore o el BDSM, no significa que alguien tenga que sufrir de abuso.
El documental "Hardcore" de Stephen Walker es sólo el viaje de una mujer a través de esa pesadilla que vive en las películas porno todos los días, sin embargo, sirve como una ventana para mirar la forma en que alguien puede caer prisionero de un ciclo de violencia y humillación. Cientos continúan trabajando para una industria que las odia y las desechará si pueden encontrar a alguien mejor.
Millones de jóvenes y personas alrededor del mundo distorsionan su versión de la realidad masturbándose constantemente en sus habitaciones con el dolor silencioso de esas mujeres.
La industria del porno es patriarcal y capitalista, es imposible "reformarla" para que sea más ética, se sigue fomentando lo mismo. El fin de CUALQUIER porno siempre va a ser obtener beneficios económicos, y se logra a partir de objetivizarnos y cosificar nuestros cuerpos. No hay vuelta que darle, es contraproducente querer "adaptarnos" al sistema, tenemos que sí o sí cambiarlo de raíz. Para finalizar quiero hacer una pequeña reflexión, y es que por más que dejes de consumir la pornografía, ésto será individual.En sí, la industria seguirá facturando ganancias y explotando mujeres, cosificándonos en videos y fetichizando mujeres de color, LGBT, etc. Dejar de consumirlo ayuda a la causa, pero la lucha no se acaba acá. Que tu conciencia no se quede tranquila todavía. Mientras siga existiendo el capitalismo patriarcal, el porno se seguirá alimentando de este sistema. Día a día debemos seguir luchando contra la misoginia de las instituciones, paso a paso. Dejar de consumir videos porno, es un pasito.
Hola, recién termino de leer con avidez el artículo, le puso palabras a lo que vengo pensando hace tiempo. Aunque veo porno de vez en cuando, siento que es una forma de denigración de la especie, no por el contenido sexual sino por la forma en que se lo presenta, tan antianimal (antinatural), Lo peor de la ficción es que no se parezca a lo real, y eso en cuanto a relaciones entre un hombre y una mujer adultos,
ResponderEliminarTodo lo demás "excitante" : violaciones, pedofilia, o cualquier acto en el que no interviene la voluntad (discernimiento, intención y libertad) de los participantes es denigrante e ilícito.
Nos hace ver a los hombres como máquinas sexuales (exclusivamente sexuales, sin sentimientos, incapaces de pensar o actuar de otro modo que no sea en celo) y a las mujeres como máquinas sexuales que hacen funcionar a la otra máquina, aún a costa de sus deseos.
No puedo consumir porno sabiendo que las personas que allí aparecen de alguna manera actúan contra su voluntad, sea aprovechando sus miserias, necesidades de fama y fortuna, adicciones, y cualquier cosa que haya servido de cebo para hacer lo que no quieren.
Nunca había oído hablar de Andrea Dworkin, lo del feminismo radical me parece tan radical que es demasiado para mí, pero por lo visto ella tenía que ser así "tan radical" para despertar consciencias como la que he tomado hoy tras la lectura de Erykah Badu. Son tan válidas las "razones por las cuales la pornografía importa a las feministas" que no puedo hacer otra cosa que compartirlas, porque esas mismas razones son importantes para hombres,y mujeres, sean feministas o no.
Con todas las atrocidades que el ser humano comete inducido por el credo de posesión, se cumple lo que decía Plauto "Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro" y que fue tomado por Hobbes para justificar el egoísmo natural, al que me resistiré hasta mi último suspiro.