Introducción al feminismo
El feminismo es un movimiento social y político que busca la liberación y empoderamiento de la mujer. Es una lucha por y para mujeres. Cómo consecuencia de ésta se dará una equidad. No es lo mismo que el machismo, ni su contrario. El machismo es desigualdad, el machismo es violencia estructural y sistemática, el machismo mata. El feminismo no ha matado a nadie y no es un movimiento que promueva desigualdad de género. Y no, cuando hablamos de empoderamiento no hablamos de poner a la mujer como superior al hombre.
El término empowerment o empoderamiento de las mujeres, como estrategia para la igualdad y la equidad, fue impulsado en la Conferencia Mundial de las Mujeres de Naciones Unidas en Beijing (1995) para referirse al aumento de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y acceso al poder. Actualmente esta expresión conlleva también otra dimensión: la toma de conciencia del poder que individual y colectivamente ostentan las mujeres y que tiene que ver con cambios para la superación de las prácticas culturales y estructurales que contribuyen a perpetuar su situación de desventaja y desigualdad. Por empoderamiento de las mujeres nos referimos al proceso por el cual las mujeres, en un contexto en el que están en desventaja por las barreras estructurales de género, adquieren o refuerzan sus capacidades, estrategias y protagonismo, tanto en el plano individual como colectivo, para alcanzar una vida autónoma en la que puedan participar, en términos de igualdad, en el acceso a los recursos, al reconocimiento y a la toma de decisiones en toda las esferas de la vida personal y social. Además, este proceso de empoderamiento de las mujeres debe incorporar una visión crítica sobre el sistema de género, sobre los papeles y estereotipos asignados por el género a los sexos y sobre los déficits de participación históricos de las mujeres. Debe acompañarse por estrategias que potencien la igualdad efectiva en el acceso a los recursos básicos, entre ellos, la educación, la sanidad o el empleo de calidad. Y debe incorporar reconocimiento y revalorización de las mujeres por sus aportaciones en cualquier campo de la actividad humana y por su capacidad para luchar por sus derechos y su emancipación, es decir, una genealogía feminista. El empoderamiento de las mujeres es tanto un proceso (individual y colectivo) como un objetivo a lograr, por lo que requiere también afrontar estrategias para lograr la igualdad efectiva en todos los ámbitos de la vida. Y, particularmente, impulsar una mayor participación de las mujeres en los escenarios de poder, hasta lograr una participación paritaria.
Los Principios para el empoderamiento de las mujeres ofrecen a las empresas y al sector privado orientaciones prácticas sobre cómo empoderar a las mujeres en el lugar de trabajo, los mercados y la comunidad. Estos principios, elaborados a través de una asociación entre ONU Mujeres y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, están diseñados para ayudar a las empresas a la hora de examinar las políticas y prácticas que aplican —o a crear otras nuevas— en el ámbito del empoderamiento de las mujeres.
De forma resumida, estos principios consisten en lo siguiente:
Los Principios para el empoderamiento de las mujeres, que se presentaron en 2010 en ocasión del Día Internacional de la Mujer, constituyen una adaptación de los Calvert Women’s Principles® (Principios Calvert para las Mujeres), originalmente elaborados en colaboración con UNIFEM (hoy ONU Mujeres) y publicados en 2004 como el primer código de conducta empresarial mundial centrado exclusivamente en el empoderamiento, el progreso y la inversión en las mujeres de todo el mundo. Como afirma ONU Mujeres (Agencia de Naciones Unidas para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres), en todas las esferas de la vida, ya sea en los órganos políticos o las reuniones empresariales, las mujeres tienen muy poca participación en las decisiones que las afectan. Las cuotas y otras medidas de acción positiva dan lugar a una mayor participación de las mujeres. Y ONU Mujeres también pone en el punto de mira el empoderamiento económico: “En comparación con los varones, las mujeres están muy rezagadas en el acceso a la tierra, el crédito y el empleo decente. Siguen sufriendo de manera desproporcionada la pobreza, la discriminación y la explotación. La discriminación de género implica que a menudo las mujeres acaban desempeñando trabajos no seguros y mal pagados, y siguen siendo una pequeña minoría en puestos directivos. Es necesario derribar las múltiples barreras que impiden a las mujeres aprovechar las oportunidades económicas. Fomentar el empoderamiento económico de las mujeres contribuye directamente a la igualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo”. Por lo tanto cuando hablan de empoderar a la mujer NO hablan de ponerla en una posición de superioridad frente al hombre.
Aunque el objetivo principal (o mejor dicho, meta) del feminismo es la liberación y empoderamiento de la mujer, este consta de varios objetivos que hay que lograr para llegar a la meta de nuestra liberación. Algunos varían según la corriente feminista que esté cada uno pero pondré los de la mía (feminismo socialista abolicionista):
1. Aborto legal, seguro y gratuito. 2. Educación sexual integral y feminista. 3. Compresas (toallitas, tampones, copas menstruales) gratis. 4. Acabar con el acoso callejero. 5. Eliminar los cánones de belleza. 6. Acabar con la gordofobia. 7. Acabar con los feminicidios.
8. Acabar con la brecha salarial. 9. Acabar con el techo de cristal. 10. Acabar con la violencia de género. 11. Eliminar el amor romántico. 12. Instaurar un amor libre. 13. Acabar con las violaciones. 14. Eliminar la cultura de violación.
15. Eliminar el slut-shaming y el victimblaming. 16. Abolir la hipersexualizacion sistemática femenina. 17. Eliminar la cosificación femenina. 18. Abolir las imposiciones sociales. 19. Eliminar la heteronornativa y la cisnormativa. 20. Abolir la mutilación genital femenina.
21. Acabar con la estigmatización de la menstruación. 22. Eliminar el mansplaining y el manspreading. 23. Abolir el género. 24. Abolir la cultura de la pedofilia. 25. Abolir la prostitución y el porno.
26. Abolir los vientres de alquiler. 27. Eliminar las relaciones de poder. 28. Acabar con el capitalismo y el patriarcado.
¿Por qué la RAE dice que el feminismo busca igualdad? Como todas sabemos la RAE refleja y recoge las palabras utilizadas en nuestra sociedad. Sin embargo hay muchas con las que no estamos de acuerdo.
El término empowerment o empoderamiento de las mujeres, como estrategia para la igualdad y la equidad, fue impulsado en la Conferencia Mundial de las Mujeres de Naciones Unidas en Beijing (1995) para referirse al aumento de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y acceso al poder. Actualmente esta expresión conlleva también otra dimensión: la toma de conciencia del poder que individual y colectivamente ostentan las mujeres y que tiene que ver con cambios para la superación de las prácticas culturales y estructurales que contribuyen a perpetuar su situación de desventaja y desigualdad. Por empoderamiento de las mujeres nos referimos al proceso por el cual las mujeres, en un contexto en el que están en desventaja por las barreras estructurales de género, adquieren o refuerzan sus capacidades, estrategias y protagonismo, tanto en el plano individual como colectivo, para alcanzar una vida autónoma en la que puedan participar, en términos de igualdad, en el acceso a los recursos, al reconocimiento y a la toma de decisiones en toda las esferas de la vida personal y social. Además, este proceso de empoderamiento de las mujeres debe incorporar una visión crítica sobre el sistema de género, sobre los papeles y estereotipos asignados por el género a los sexos y sobre los déficits de participación históricos de las mujeres. Debe acompañarse por estrategias que potencien la igualdad efectiva en el acceso a los recursos básicos, entre ellos, la educación, la sanidad o el empleo de calidad. Y debe incorporar reconocimiento y revalorización de las mujeres por sus aportaciones en cualquier campo de la actividad humana y por su capacidad para luchar por sus derechos y su emancipación, es decir, una genealogía feminista. El empoderamiento de las mujeres es tanto un proceso (individual y colectivo) como un objetivo a lograr, por lo que requiere también afrontar estrategias para lograr la igualdad efectiva en todos los ámbitos de la vida. Y, particularmente, impulsar una mayor participación de las mujeres en los escenarios de poder, hasta lograr una participación paritaria.
Los Principios para el empoderamiento de las mujeres ofrecen a las empresas y al sector privado orientaciones prácticas sobre cómo empoderar a las mujeres en el lugar de trabajo, los mercados y la comunidad. Estos principios, elaborados a través de una asociación entre ONU Mujeres y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, están diseñados para ayudar a las empresas a la hora de examinar las políticas y prácticas que aplican —o a crear otras nuevas— en el ámbito del empoderamiento de las mujeres.
De forma resumida, estos principios consisten en lo siguiente:
- Promover la igualdad de género desde la dirección al más alto nivel.
- Tratar a todos los hombres y mujeres de forma equitativa en el trabajo; respetar y defender los derechos humanos y la no discriminación.
- Velar por la salud, la seguridad y el bienestar de todos los trabajadores y trabajadoras.
- Promover la educación, la formación y el desarrollo profesional de las mujeres.
- Llevar a cabo prácticas de desarrollo empresarial, cadena de suministro y mercadotecnia a favor del empoderamiento de las mujeres.
- Promover la igualdad mediante iniciativas comunitarias y cabildeo.
- Evaluar y difundir los progresos realizados a favor de la igualdad de género.
Los Principios para el empoderamiento de las mujeres, que se presentaron en 2010 en ocasión del Día Internacional de la Mujer, constituyen una adaptación de los Calvert Women’s Principles® (Principios Calvert para las Mujeres), originalmente elaborados en colaboración con UNIFEM (hoy ONU Mujeres) y publicados en 2004 como el primer código de conducta empresarial mundial centrado exclusivamente en el empoderamiento, el progreso y la inversión en las mujeres de todo el mundo. Como afirma ONU Mujeres (Agencia de Naciones Unidas para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres), en todas las esferas de la vida, ya sea en los órganos políticos o las reuniones empresariales, las mujeres tienen muy poca participación en las decisiones que las afectan. Las cuotas y otras medidas de acción positiva dan lugar a una mayor participación de las mujeres. Y ONU Mujeres también pone en el punto de mira el empoderamiento económico: “En comparación con los varones, las mujeres están muy rezagadas en el acceso a la tierra, el crédito y el empleo decente. Siguen sufriendo de manera desproporcionada la pobreza, la discriminación y la explotación. La discriminación de género implica que a menudo las mujeres acaban desempeñando trabajos no seguros y mal pagados, y siguen siendo una pequeña minoría en puestos directivos. Es necesario derribar las múltiples barreras que impiden a las mujeres aprovechar las oportunidades económicas. Fomentar el empoderamiento económico de las mujeres contribuye directamente a la igualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo”. Por lo tanto cuando hablan de empoderar a la mujer NO hablan de ponerla en una posición de superioridad frente al hombre.
Aunque el objetivo principal (o mejor dicho, meta) del feminismo es la liberación y empoderamiento de la mujer, este consta de varios objetivos que hay que lograr para llegar a la meta de nuestra liberación. Algunos varían según la corriente feminista que esté cada uno pero pondré los de la mía (feminismo socialista abolicionista):
1. Aborto legal, seguro y gratuito. 2. Educación sexual integral y feminista. 3. Compresas (toallitas, tampones, copas menstruales) gratis. 4. Acabar con el acoso callejero. 5. Eliminar los cánones de belleza. 6. Acabar con la gordofobia. 7. Acabar con los feminicidios.
8. Acabar con la brecha salarial. 9. Acabar con el techo de cristal. 10. Acabar con la violencia de género. 11. Eliminar el amor romántico. 12. Instaurar un amor libre. 13. Acabar con las violaciones. 14. Eliminar la cultura de violación.
15. Eliminar el slut-shaming y el victimblaming. 16. Abolir la hipersexualizacion sistemática femenina. 17. Eliminar la cosificación femenina. 18. Abolir las imposiciones sociales. 19. Eliminar la heteronornativa y la cisnormativa. 20. Abolir la mutilación genital femenina.
21. Acabar con la estigmatización de la menstruación. 22. Eliminar el mansplaining y el manspreading. 23. Abolir el género. 24. Abolir la cultura de la pedofilia. 25. Abolir la prostitución y el porno.
26. Abolir los vientres de alquiler. 27. Eliminar las relaciones de poder. 28. Acabar con el capitalismo y el patriarcado.
En este caso explicaré el porqué la RAE mantiene a 2017 la definición de que el feminismo es igualdad. Básicamente la idea de que el feminismo es igualdad está tan extendida en la sociedad que se ha reflejado en el diccionario, por lo que realmente no es culpa de la RAE sino nuestra, ya que desde el principio nos han enseñado mal lo que buscaba este movimiento. Cuando una mujer empieza a formarse en el feminismo ve que efectivamente el feminismo NO es igualdad, sino q esta es una de las consecuencias, entonces, ¿de dónde hemos sacado esa idea errónea de esta lucha? Pues del feminismo de la igualdad (en contraposición con el feminismo de la diferencia), ya que es la corriente más extendida. El feminismo de la diferencia diverge del feminismo de la igualdad, pues este considera que la masculinidad y la feminidad son roles de género construidos socialmente con los que hay que acabar. En cambio, el feminismo de la diferencia propone una invención constante del significante que es el cuerpo separado del mandato cultural hecho por el patriarcado (el género). No hablan de desigualdad, sino de diferencia. Y plantea la igualdad entre mujeres y hombres, nunca de las mujeres con los hombres. El feminismo de la igualdad habla de igualarse a los hombres. Desde el feminismo de la diferencia se cuestiona que el feminismo de la igualdad tenga por objetivo compartir el poder con los varones sin cuestionar la esencia de ese poder, y el no dar importancia a estas otras marcas culturales llevándolas a acusarlo de ser un feminismo burgués y blanco ciego a las demás dominaciones. Del feminismo de la diferencia salen las ramas como el feminismo radical, feminismo anarquista, etc. Y el de la igualdad sale por ejemplo el feminismo liberal que se considera individualista y superficial.
¿Qué es lo que sucede con la RAE? Que ha puesto como definición de feminismo la del feminismo de la igualdad. Algo erróneo pero a causa de la desinformación general del feminismo, ésta es la más extendida. Y además ha obviado el propósito principal del feminismo poniendo sólo un resultado (algo impreciso). Por lo que he llegado a la conclusión de que sí, la RAE está errada, pero como sociedad generalmente estamos desinformadas. Así que antes de iros a la primera definición que encontréis, contrastad con otras fuentes ya que no todas van a ser fiables. Si queréis hablar de feminismo hablad con feministas, leed a feministas y no a la RAE que no se encarga de nuestra lucha.
Querer llamar al feminismo igualitarismo o cualquier otra cosa es ignorar e invisibilizar que la sociedad nos dividió en dos grupos y excluyó y oprimió a solo uno de ellos. Es no entender que el problema no es con ser humanO sino con ser humanA. La violencia y la opresión que sufre la mujer es estructural y sistemática, el hombre no recibe eso por el hecho de ser hombre. Lo único que sufre son daños colaterales del propio machismo. Imaginen que hay dos vasos, el de los hombres y el otro el de mujeres, en el primero está lleno de agua hasta la mitad (el agua vendría a representar los privilegios) y el segundo está vacío. El feminismo puede conseguir igualdad, es una de sus consecuencias, es el camino para conseguirla pero decir que busca igualdad es vaciarlo de significado, despolitizarlo completamente ¿por qué? porque éste lo que hará es quitarle el agua a el de los hombres (y esta es la parte que no les gusta y por el que odian o le tienen miedo al feminismo), entonces no tendría más privilegios por ser hombre y estaría al mismo nivel que la mujer: igualdad. Volvemos a recalcar que el agua son los privilegios y no los derechos, que son cosas diferentes.
Algo que no es correcto es comparar opresiones para tratar de deslegitimar a otra, no puedes decir que es peor en occidente porque la opresión sigue siendo igual. Nos sigue oprimiendo el patriarcado solo por ser mujeres. Nos matan, nos violan, nos acosan, nos sexualizan, nos cosifican y nos maltratan. Ya basta de callar. Se creen con derecho a tocarnos, a decidir por nosotras, a decirnos que debemos hacer. Y aún hay mujeres que no se dan cuenta.
Vivimos en un sistema económico, político, social y cultural que pone por encima a los hombres y les da privilegios, este sistema se denomina: patriarcado. En su sentido literal significa gobierno de los padres. Históricamente el término ha sido utilizado para designar un tipo de organización social en el que la autoridad la ejerce el varón jefe de familia, dueño del patrimonio, del que formaban parte los hijos, la esposa, los esclavos y los bienes. La familia es, claro está, una de las instituciones básicas de este orden social. Los debates sobre el patriarcado tuvieron lugar en distintas épocas históricas, y fueron retomados en el siglo XX por el movimiento feminista de los años sesenta en la búsqueda de una explicación que diera cuenta de la situación de opresión y dominación de las mujeres y posibilitaron su liberación. Las feministas han analizado y teorizado sobre las diferentes expresiones que ha ido adoptando a largo de la HISTORIA y las distintas geografías, estructurándose en instituciones de la vida pública y privada, desde la familia al conjunto de la social. También fueron definiendo los contenidos ideológicos, económicos y políticos del concepto que, conforme a Carol Pateman (1988), es el único que se refiere específicamente a la sujeción de las mujeres y singulariza la forma del derecho político que los varones ejercen en virtud de ser varones. En los relatos sobre el origen o la creación de los sistemas de organización social y política, del mundo público y privado, hallamos historias conjeturales, considerando algunas que la sociedad emerge de la FAMILIA patriarcal, o las más actuales, que se origina en el contrato. El PODER en el patriarcado puede tener origen divino, familiar o fundarse en el acuerdo de voluntades, pero en todos estos modelos, el dominio de los varones sobre las mujeres se mantiene.
- En un mundo atravesado por la instalación definitiva de un capitalismo basado y sostenido por el consumo, las mujeres representan una mercancía más. Esta sociedad patriarcal y machista nos considera objetos pasibles de ser comercializados, mercantilizados, utilizados…en fin: “objetos para ser consumidos por los hombres”. Al visualizar a las mujeres como objetos y no sujetos, se la despoja de sus derechos, convirtiéndose en blanco fácil de dominación y violencia, por parte de los hombres (no nos olvidemos que las estadísticas denuncian que el 95% de la violencia familiar, por ejemplo, se ejerce de los hombres hacia las mujeres y menos del 5% restante es de las mujeres hacia los hombres). Este sometimiento de los hombres hacia las mujeres se denomina “dominación masculina”, y se sostiene gracias al patriarcado. Este tema en particular, la “objetivación” de la mujer, se manifiesta claramente en la trata de personas para explotación sexual y laboral; situaciones a las que cientos de miles de mujeres son sometidas año tras año, por ser consideradas objetos pasibles de “compra y venta” sin derechos. La violencia doméstica es el tipo de violencia de género más conocida e instalada en el imaginario social. Es la que se desarrolla al interior de la pareja y se manifiesta en violencia física, psíquica o emocional y sexual. Sin embargo existe otro tipo de violencia, casi imperceptible, a la cual nos encontramos sometidas todas las mujeres desde que nacemos: la violencia simbólica. Esta violencia es la que recibimos desde los medios de comunicación, la educación, la moda, etc. Los estereotipos de género representan una forma en la que la violencia simbólica se manifiesta. Los mismos marcan lo que se espera de los varones y de las mujeres, asentando características particulares a cada uno de ellos y cada una de ellas. Así las mujeres debemos ser bellas, flacas, siempre jóvenes, estar a la moda, ser madres, etc. El lenguaje, como parte fundamental de lo discursivo, es una manifestación más de la violencia simbólica. El lenguaje, herramienta no inocente basada también en una desigualdad entre varones y mujeres, fue construido de manera tal que las mujeres quedaban excluidas de los discursos, generalizando siempre los mismos desde la connotación del sujeto varón. Esta lucha por deconstruir estasprácticas culturales patriarcales que nos han sido impuestas y que tantas veces reproducimos tanto varones como mujeres, debe ser una lucha de ambos sexos ya que el patriarcado explota a la mujer pero también determina un “deber ser” para el varón, nos impone estereotipos y nos impiden desarrollarnos libremente sexualmente, en los roles que ocupamos en la sociedad, etc. Por eso es un trabajo en conjunto por la liberación de ambos sexos, para que el género no sea condicionante ni nos indique como ser sin poder elegir libremente. Es una tarea de concientización, de desnaturalizar prácticas y de construcción de otras nuevas, de nuevas relaciones más humanas e igualitarias, equitativas sin ningún tipo de discriminación o explotación.
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